Durante la semana pasada pude disfrutar de unas pequeñas vacaciones junto a la familia, un viaje a Cuenca y su sierra que me han venido de perlas para olvidar las tareas cotidianas y las responsabilidades del día a día.
Al volver a casa pude disfrutar de una estupenda salida en moto, la verdad es que salir sin nada planeado dejando fluir el tiempo y la ruta es estupendo.
Mi primer pensamiento fue recorrer Portugal, el país vecino te regala paisajes y carreteras bastante bonitas para esta época del año, después de una jornada de lluvia el día amaneció soleado y fresco, condiciones perfectas diría yo.
Al principio la carretera que se acerca al Guadiana sirve como calentamiento perfecto para ir poniendo a tono cuerpo y mente.
Después giras en un cruce que no has usado nunca y empiezas a recorrer carreteras que hasta hoy eran desconocidas.
Puente de 1944 que cruza uno de los innumerables arroyos que encuentras en el alto Algarve, esto corona una carretera llena de curvas de radio cerrado que acaba en bajada, un placer encadenar una tras otra oyendo solamente el rugido del motor de la 990.
Rumbo sur de nuevo hacemos parada técnica en el mirador del Embalse de Odeleite, sentarse en uno de sus bancos a no oir nada excepto el paso de un solo coche en casi 20 minutos.
Y finalizar todo ello en Vila Real observando España desde la otra orilla.
